Joseph Fouché, por la información a la consecución del poder
Posted: April 21st, 2014 | Author: Domingo | Filed under: Book Summaries, History | Tags: Joseph Fouché, Stefan Zweig | 2 Comentarios »Quien quiera saber de una de las figuras menos conocidas y más influyente en el período de la revolución francesa, el imperio napoleónico y la restauración monárquica de los Borbones en Francia, ha de leer la biografía de Joseph Fouché de Stefan Zweig. Probablemente el mejor retrato de este personaje que, incluso a pesar del poder que acumuló en su tiempo, ha pasado de puntillas por la historia política tal y como fue siempre su deseo: cuanto más poder, menos visible. La biografía de Fouché que pergeña Zweig sirve para observar desde un prisma diferente la época de la revolución, el imperio y posteriormente la restauración borbónica. Es la intrahistoria, que escribiría Unamuno.
Le Pellerin, 31 de mayo de 1759, nace Joseph Fouché. Enemigo acérrimo de Robespierre, liquidador de Napoleón Bonaparte, antiguo sacerdote y con posterioridad sacrílego, revolucionario y con posterioridad restaurador de los Borbones en el trono de Francia, enemigo de la aristocracia y con posterioridad nombrado duque de Otranto. Fouché, o la consecución del poder a toda costa.
Lo primero que destaca de este personaje es su disciplina férrea, una resistencia extraordinaria contra el lujo y la fastuosidad y una capacidad fuera de lo normal para saber ocultar vida privada y sentimientos personales. Frío, imperturbable, consciente del poder que acumula, no le importa soportar ofensas y humillaciones, nunca mostrará el más mínimo gesto de rabia; era un perfecto dominador de su pasión y su ansia de poder.
El primer cambio de rumbo en pos del poder que lleva a cabo Fouché es cuando en pleno apogeo revolucionario, e incluso a pesar de haber sido sacerdote y profesor de seminaristas, expolia las iglesias y envía cajones y cajones llenos de custodias de oro, velones de plata, crucifijos y joyas de metales preciosos y pedrerías a la Convención. No contento con ello ordena a los sacerdotes que se casen en el plazo de un mes; concierta matrimonios y los divorcia en la plaza pública; desde los púlpitos pronuncia sermones ateístas; suprime las ceremonias de entierro cristianas y en la ciudad de Nevers introduce el bautismo civil, bautizando él mismo a una de sus hijas en la plaza del pueblo.
Es en esta época cuando Fouché traza un programa radical, socialista y comunista. El primer manifiesto comunista no es el de Karl Marx, sino la Instruction de Lyon redactada por él mismo. Algunas perlas de aquel texto: “Todo el que posea más de lo indispensable ha de contribuir con una cuota igual al exceso… Todo lo que tiene un individuo más allá de sus necesidades no lo puede utilizar de otra manera sino abusando de ello. No dejarle, pues, sino lo estrictamente necesario; el resto pertenece íntegro, durante la guerra, a la República y a sus ejércitos”.
Una vez consolidada la revolución y su papel dentro de la misma Fouché, por esos caprichos que tiene el destino, acabará enfrentado a Robespierre. Y aunque en un principio no tiene muy en cuenta este enemigo, poco a poco es consciente de que en esta batalla sólo puede haber un ganador y para el perdedor siempre habrá un sitio reservado en la guillotina. Hábilmente se mueve y maniobra dentro de la Convención para explotar todo el miedo y odio que sentían los detractores de Robespierre y, aunando fuerzas, consigue que un 10 de Termidor (28 de julio) de 1794 éste acabe ajusticiado de la misma manera que él había mandado ajusticiar a tanta gente bajo su régimen del terror: la guillotina.
La información lo es todo, en la guerra como en la paz, en la política como en la economía. El poder en la Francia de 1799 no se funda en el terror, sino en la información, y esto lo sabe muy bien Joseph Fouché. De ahí que cuando el ambicioso militar Napoléon empiece a despuntar en los círculos de poder como la única salida y solución al período revolucionario, será Fouché el mejor y primer informado de todos los pasos que conducirán a este cambio. Cuando Napoleón asciende al poder, Fouché hábilmente se convierte en su más fiel servidor, entiende todo rápidamente y lo convierte en hechos sin demora. El resultado: al cabo de un par de años al servicio del emperador Napoleón, el hombre del primer manifiesto comunista será el segundo capitalista de Francia y el primer terrateniente del país.
No obstante, la relación entre el emperador y su fiel lacayo no estuvo exenta de múltiples encontronazos y disputas. Pero ¿por qué ese poder de Fouché sobre Napoleón? Como siempre, el origen está en la información: Fouché sabe mucho, sabe demasiado, conoce todos los secretos imperiales gracias a las comunicaciones del Emperador. Y cuando Napoleón ya no tiene el respaldo de nadie, es denostado y todos desean un cambio de escenario político en Francia, será Fouché quien cambiando nuevamente de chaqueta, dé vía libre y precipite la restauración monárquica de los Borbones, Luis XVIII en este caso, en Francia.
Con los Borbones comenzó el ocaso de este personaje y es probable que esa imposibilidad de ser el hombre mejor informado de Francia fuera lo que hiciera que paulatinamente su luz política y personal se fuera apagando. Un 26 de diciembre de 1820 fallece en Trieste, prácticamente olvidado por todos, y sin que la sola mención de su nombre generase el respeto y el miedo que llegó a provocar en sus días. Joseph Fouché, el político que con la mejor y más precisa información consiguió transitar y brillar desde la sombra en uno de los períodos más convulsos de la historia de Francia.
Genial reseña Domingo, me han venido muchos recuerdos de cuando estaba en el colegio y nos emocionábamos con las historias de la revolución francesa… la verdad es que no sé muy bien por qué pero nos pasábamos las horas en la biblioteca leyendo libros sobre esa época y sus personajes para luego enzarzarnos a parlotear entre mis amigos, mi hermano y yo a ver quién sabía más. 😀
Muchas gracias, Mariela, por tu comentario y me alegro de que el post te haya gustado y te haya traído esos bonitos recuerdos. Besos