La trilogía de Deptford de Robertson Davies

Como casi siempre suele pasar en esta vida, las casualidad te lleva a hacer los descubrimientos más sorprendentes y agradables. Gracias a una reseña literaria tuve una primera impresión de la obra del autor canadiense Robertson Davies (Thamesville, 1913 – Orangeville, 1995) y posteriormente, merced al regalo de una amiga, pude meterme de lleno en su obra; en este caso La trilogía de Deptford compuesta por El quinto en discordia, Mantícora y El mundo de los prodigios.

¿De qué versa La trilogía de Deptford? Es la historia sencilla, con sus luces y sombras, de tres chicos Percy Boyd Staunton, Dunstable Ramsay y Paul Dempster, nacidos a comienzos del siglo XX en un pueblo perdido de Canadá, Deptford. El simple lanzamiento de una bola de nieve con un pequeño guijarro dentro genera toda una cascada de acontecimientos que modelan la vida de sus tres protagonistas. En el primer volumen, El quinto en discordia, a modo de relato autobiográfico dirigido al director del colegio en el que enseñaba, Dunstable Ramsay narra las vicisitudes de su vida: profesor de historia especializado en hagiografía, siendo curiosamente sus humildes orígenes protestantes, es el personaje más pintoresco de la terna. Es la parte reflexiva, espiritual del grupo protagonista y es la antítesis necesariamente complementaria de Percy Boyd Staunton.

Es curioso que los tres personajes cambien sus nombres en un momento determinado de sus vidas, principalmente cuando se convierten en personajes singulares más allá de los angostos límites de Deptford, ocultando además un pasado anodino y triste como la propia vida en ese pueblo. Dunstable Ramsay, durante su convalecencia en Inglaterra por las heridas causadas en la Primera Guerra Mundial, pasará a llamarse Dunstan Ramsay; Percy Boyd Staunton decidirá cambiar su nombre por el de Boy Staunton y Paul Dempster mudará su nombre definitivamente por el de Magnus Eisengrim, no sin antes haber adoptado otros.

La narración de Dunstan en El quinto en discordia termina con un inesperado acontencimiento que da pie al segundo volumen de la trilogía: Mantícora, en el que David Staunton, hijo alcohólico de Boy Staunton, sometido en Ginebra a una terapia de psicología analítica, hace un repaso de su vida al mismo tiempo que nos describe detalladamente la figura de su padre. El volumen termina con el encuentro de David con Magnus, Liesl y Dunstan y un gesto, el lanzamiento por parte de Dunstan del guijarro que iba dentro de la bola de nieve lanzada por Boy muchos años atrás, que significa para David la liberación de la alargada sombra de su padre que había influido más bien negativamente en su vida.

El tercer volumen, El mundo de los prodigios, es la narración por parte de Magnus de su vida, sacando a la luz los pasajes más tristes y dolorosos de su existencia que ayudan a explicar como aquel niño débil al nacer, prácticamente no deseado por su padre y con una madre lunática a los ojos pueblerinos de Deptford, se convierte en el gran ilusionista Magnus Eisengrim.

Con la publicación de La trilogía de Deptford en la primera mitad de los años 70 Robertson Davies dio el paso definitivo para convertirse en uno de los autores canadienses más importantes del pasado siglo. Su trilogía es la historia de una gente sencilla, en un mundo aparentemente simple en el que las ambiciones, las ilusiones, los sueños, los deseos y los fracasos se imbrincan para mostrarnos un fiel reflejo de la existencia humana.

Que lo disfruten.